MENSAJE EN LA BOTELLA

Es sorprendente como algo tan pequeño y frágil como una botella, que contiene en su interior un mensaje, puede resistir años en el océano.

Los mensajes en botella han aparecido en relatos, en películas o en canciones como la del grupo The Police.

Algunas contienen mensajes de socorro, otras historias románticas, relatos de naufragio..

Antiguamente se utilizó el sistema de botellas selladas para el estudio de las corrientes marinas, en el año 310 A.C., el filósofo griego Teofrasto lanzó varias botellas para demostrar que el Mar Mediterráneo estaba formado por las corrientes del Océano Atlántico. Actualmente los oceanógrafos que estudian las corrientes globales siguen utilizano este método.

De los casos más antiguos conocidos de mensajes por el mar, es de un busca tesoros japonés, Chunosuke Matsuyama, su barco naufragó en un arrefice de coral del Pacífico Sur, junto a 44 compañeros en 1784. Todos fallecieron de hambre  En un trozo de madera talló el mensaje y lo lanzó, curiosamente apareció en 1935 en la población donde había nacido.

El record en actualidad de un mensaje es de 101 años encontrada esta semana por un grupo de pescadores alemanes, el mensaje estaba escrito dentro de una botella de cerveza, en su interior había una postal danesa de 1913, firmada por un tal Richard Platz. El anterior record  fue de 98 años, encontrada por un pescador escocés, Andrew Leaper, que encontró en islas Shetland una botella lanzada en 1914.

Y el record de viaje más largo dicen que es del 1929, una botella lanzada por una expedición de científicos alemanes en el sur del Océano Índico, el escrito era visible desde la botella sin tener que abrirla e indicaba que quien la encontrara lo notificase y la devolviera al mar. Con estos viajes ha recorrido América del Sur, Atlántico, de nuevo el Océano Índico y apareciendo en 1935 en Australia.

Pero este sistema no sólo a sido utilizado en el mar, como es el caso de una botella que encontraron enterrada cerca del campo de Auschwitz por unos albañiles, en el interior hallaron un manuscrito de 1944 escrito por varios prisioneros del campo, contenia los nombres de 7 jóvenes de Polonia y Francia, sus números del campo y fechas de nacimiento.

Hay quien se ha especializado como hobbie, como es el caso del canadiense Harold Hacket que ha enviado más de 4.800 mensajes en botella desde 1996, y ya ha recibido 3.100 cartas con respuesta de todo el mundo, este sr de 50 años, con su tatuaje de ancla en el brazo, vive en la Isla del Príncipe Eduardo, en el Océano Atlántico, en Canadá. Utiliza botellas de plástico, estudia los vientos y corrientes marinas para asegurarse que tengan una travesía larga. Lo único que anota en estos mensajes es una dirección postal, y se crea personajes ficticios en cada carta.

Ha recibido respuestas de Islandia, Alemania, Francia, Rusia, Noruega, Irlanda, África, Bahamas..

Algunas de las personas que le han enviado respuesta han llegado a visitarlo en persona, actualmente tiene regalos, fotos de familias, mascotas, barcos.. como obsequios de todos el mundo.

Es imposible predecir la dirección de una botella, se han hecho experimentos como lanzar dos botellas simultáneamente en la costa de Brasil, el resultado fue que una apareció en África y la otra en Nicaragua.

Hay historias emocionantes, como el caso de una botella que apareció en Tasmania y la recogió una mujer que reconoció la letra de su hijo , que la había enviado antes de morir hace 35 años en la costa de Francia.

O la historia de amor entre Paulina y Ake Viking , Él era un joven marinero que decidió enviar un mensaje de amor a la chica que encontrará la botella esperando alguna respuesta, esta botella la encontró el padre de Paulina, un pescador siciliano y se lo entregó a su hija, ella le respondió y Ake decidió visitar Sicília y conocer a la muchacha, su historia acabó en boda en 1958.

Es curioso en un mundo global y conectado con sistemas como whatsapp o Facebook gracias a Internet, aun haya románticos que sigan utilizando el sistema de contacto con botellas con mensaje en su interior. Tal vez un día navegando encontremos una de las botellas de Harold Hacked.